viernes, 7 de octubre de 2016

La colección de las cartas de visita (CDV) de los fotógrafos catalanes de finales del siglo 19.

Auto-retrato de Jorge Borguñó en su laboratorio
Jorge Borguñó Clua fue desde joven, un gran aficionado a la fotografía. En un anterior artículo ya compartimos sus primeros pinitos dentro del mundo de la fotografía profesional. A lo largo de su vida fue guardando las fotos antiguas de toda la familia, consiguiendo reunir un buen número de fotografías de las llamadas "cartas de visita" realizadas por los principales fotógrafos profesionales de la Cataluña de la segunda mitad del siglo 19.

Esplugas de Barcelona

Audoward de Barcelona
Veamos en primer lugar que son esto de "las cartas de visita", por parte de gente mucho mas experta que un humilde servidor:

El uso ordinario de la tarjeta de visita tiene un origen social y comercial en Francia, en los primeros años del siglo XVIII. Estas tarjetas encajaban perfectamente con el espíritu elegante de la época, ya que dejaban constancia de la personalidad del sujeto que en ella se presenta. Por eso, fueron muy usadas por la nobleza, principalmente cortesana.
El descubrimiento de la impresión instantánea, en 1851, fue un acontecimiento muy importante y abrió el camino para que, en 1854, André E Disdéri lanzara el retrato en forma de tarjeta de visita. Su proceso de fabricación incluía una cámara de varias lentes (4 u 8 objetivos que se podían usar al mismo tiempo o abrirlos y cerrarlos para obtener imágenes distintas) y una película que se desplazaba para producir hasta doce copias de una sola vez en Albumina (papel de clara de huevo) a partir de una sola placa de vidrio de 18 cm x (por) 24 cm; la copia luego era montada sobre una cartulina gruesa para su mejor conservación.
Estas tarjetas valían al menos unas 15 veces menos que un retrato, lo cual hizo posible su divulgación. A partir de su lanzamiento, la fotografía amplió de manera prodigiosa el mercado establecido por el daguerrotipo.

Franco Hispano Americana
De hecho, la tarjeta de visita fue una de las mercaderías comercializadas con mayor amplitud en el siglo XIX, a tal punto que los fotógrafos se establecían hasta en las ciudades más pequeñas para ofrecer este producto. Esto ayudo a definir y a registrar a las masas como una entidad. La masificación de las cartes de visite creó opiniones muy variadas entre los sociólogos del arte. Benjamín, en su ensayo celebre La obra del arte en la época de su reproductibilidad técnica, hace referencia al “paralelismo histórico entre la irrupción del primer medio de reproducción de veras revolucionario, la fotografía, y el despunte del socialismo”.
Por otro lado, John Berger sostiene que:
“La fotografía no era más que una necesidad del capitalismo (o de las burguesías liberales que lo proporcionaban) el cual, mediante la cámara, se apoderaba del mundo a trocitos y lo vendía según la ley de la oferta y la demanda […]”
“Al dejar una tarjeta como carta de visita, se dejaba la huella fotográfica del cuerpo”.
Napoleón
Los amigos, reunían estos retratos en álbumes que, con este propósito, ya se habían comenzado a vender hacia 1860. También se podía acceder a tarjetas de personajes públicos, estas se compraban a los fotógrafos en tiendas o por correo.
El auge de las tarjetas de visita se da en 1860; un hecho que favoreció este auge fue que en 1859, camino a Italia, Napoleón III se detuvo en el estudio de Disdéri para fotografiarse.
Las tarjetas y los álbumes convertían a personas desconocidas en tan accesibles como unos buenos amigos. A pesar de la gran democratización, la inclusión de las carte de visite tenían su límite; no incluían a gente marginada de la vida de la propia clase media (como por ejemplo, enfermos y pobres) Las tarjetas de visita eran ligeras, delgadas y adecuadas para despacharse por correo, esto ayudaba a remplazar aquellas visitas costosas o imposibles.
Hasta aquí esta pequeña historia de las cartas de visita, también llamadas "C.D.V." Gracias a que la mayoría de ellas incorporan en el anverso el logotipo del fotógrafo profesional que las realizo, Jorge Borguñó consiguió reunir una muy buena representación de todos ellos. Nos complace compartir algunos de estos anversos de CDV realizados a finales del siglo 19, pertenecientes a la colección de Jorge Borguñó:

Esplugas de Barcelona

Bonet y Pujol de Barcelona

Cantó de Barcelona

Arenas y Partagás imitando el estilo de Canto

El seis del retrato

Nobas de Barcelona

Audoward de Barcelona

Larauza de Barcelona

Martí de Barcelona

Martinez de Reus

Beltran de Sant Feliu de Guixols

Masaguer de Gerona

Los cambios del color de la tinta de Ramón Roig de Barcelona
La colección de cartas de visita de Jorge Borguñó reune un segundo conjunto de cartas de visita correspondientes a una de las sagas más importantes de fotógrafos españoles: los Napoleón, al que Borguñó dedicó un álbum completo. En un próximo artículo compartiremos estas cartas de visita de la saga Napoleón. He aquí una pequeña muestra:


Napoleón

Familia Borguñó 2016

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